domingo, 8 de diciembre de 2019

Detrás del Horizonte

`Una profunda reflexión, 
tras el velo caído´.


Enfermar de la sangre ha sido sin duda lo más complicado a lo que me he enfrentado en mi vida, hasta el día de hoy.
Un día tiempo atrás, antes de todo lo vivido en los recientes años prometí no volver a tocar el piso de un hospital. Una promesa que no pude mantener vigente, muy a mi pesar.
Han sido muchos y difíciles los momentos puesto a prueba. Estudios, tratamientos, decisiones.
Sobre todo, las últimas.

Cuando vives inmerso en este ir y venir, es muy fácil perder la perspectiva, y dejarte llevar por el Dolor, la Soledad, las adversidades.
Perdemos el enfoque de la Sanación, y llegamos a dudar de muchas cosas.
Dios, incluido.

Los meses no han sido tiempo sencillo, ni tampoco meramente llevadero. Me atrevo a decir que me encontraba en una travesía donde me mantenía en el medio de estos dos conceptos.

Hace unos días, tuve la oportunidad de vivir una serie de circunstancias que me llevaron a experimentar una visión, una de esas visualizaciones de la Existencia, donde el velo que llevabas delante de tus ojos, cae, quizá en una fracción, y te deja ver todo aquello que no eras capaz de mirar.

Lo que pude ver fue a mi familia, pero no sólo eso.
Muchas más familias.
Un concepto que hasta ahora comprendía de una forma auto limitada, casi estúpida.
Todos nosotros como seres humanos formamos a lo largo de nuestro paso por la Tierra, interacciones que construyen nuestra esencia, y nos transforman en aquello que somos ahora.
Cuando estas interacciones son lo suficientemente profundas y duraderas, creamos un núcleo que podemos llamar Familia, que no depende de la presencia física o del toque o comunicación corporal. Mucho menos sexual. Puede no involucrar ni siquiera el egoísmo de la cercanía.

Una familia se consolida cuando una parte de tí tu Luz, la Misión que vienes a cumplir trasciende, es legado para otras personas, que la comparten a través del Amor a sus seres cercanos, queridos.
Tu presencia, tu nombre físico, tu simple abrazo no es necesario, porque se ha convertido en un fragmento único y especial para otro u otros, seres humanos.
Estás en ellos, presente en sus oraciones.
En los momentos donde tú te sientes desfallecer, te miras caído y te valoras a tí mismo como vencido, no merecedor de la Vida, de la chispa de Luz que la simple respiración de tus pulmones (y qué decir del soplo de aliento), representa, te enfocas en el anhelo de dejar ir el Dolor, de pasar de tus manos el reto. De darte por vencido.

Entonces, sentado y abatido, en medio de tu lago negro, no eres consciente de la reunión en Sincronía de los corazones, de sus emociones, ideas y anhelos, que sin saberlo interactúan entre ellos. No miras las velas encendidas que se vislumbran más allá del horizonte que funge como espacio de Convención; docenas, cientos de ellas (ni siquiera tienes capacidad de contarlas todas) y que brillan con un solo objetivo, alimentado desde un corazón reunido: brindarte la seguridad de una dirección hacia el horizonte, y su correspondiente amanecer, acompañándote y reconfortándote hasta que encuentres la Luz que habita dentro de tí, (y siguiendo con esa Intención otrora desaparecida) la Vida ­el día renazca, de nuevo.

¿Por qué nadie nos muestra esto?
¿Por qué no vemos a las familias que hemos construido a lo largo del tiempo?
¿Por qué no entendemos que esas hermosas familias nos enseñan y nos sanan, más que nosotros a ellas?

Sólo me basta agradecer infinitamente cuando te percatas que el Universo aparte de la hermosa familia que has elegido te obsequia la hermosa Bendición de conocer otras Familias, que jamás hubieras conocido si no hubieras tomado la curva que te sacó de tu propio camino...
Esa última decisión para Bien, para Mal, para efectos de lo que despierte en el lector esta nota fue mía…

La Visión.
Un Guardián lo hizo posible.

Y aprendí que todas las familias incluidas la original, son una hermosa Bendición en mi vida.
GRACIAS.


Fotografía, cortesía de: 
Said A. Oliva Monroy.

Escucho:
I want to wake up | Pet Shop Boys