martes, 16 de junio de 2020

Tomando responsabilidad de mí mismo

`Reencuentro con uno mismo´.


He aprendido a lo largo de los años, que la Vida se trata de reencontrarte contigo mismo.
La travesía se trata de buscar aquello que le brinda sentido a lo que haces, pero, sobre todo, a lo que eres.
¿Cuántos de nosotros nos perdimos buscando fuera de nosotros, lo que se encontraba dentro?
Seguido las directrices marcadas por quienes nos rodean, convirtiéndonos en simples expectativas de alguien, o de algo más.
Realizando actividades o acciones que suponemos, son las que nos hacen felices y plenos, cuando en realidad sólo seguimos moldes y estructuras preestablecidos; recetas de alguien más, compiladas por las Sociedades, para garantizar que las cosas permanezcan en el sitio de Seguridad, de simple Control y Comodidad.
Y pasan los años, a veces, las vidas.
Pasadas. Antiguas.
Muchas de ellas, hasta que aceptas que algo estás haciendo mal. O quizá no lo estás haciendo.
Buscas en personas, trabajos, familia, bienes y servicios materiales, lo que crees que puede hacerte libre, lo que puede traerte Felicidad.

Y te distraes viviendo una vida prefabricada, hasta que, cierto día, despiertas…
Quizá ya has despertado como yo varias veces, pero de maneras tan sutiles, que aún encuentras que la Realidad que vives no es la tuya; que no perteneces a ella.
 Y descubres que, a pesar de que eres tú, no lo eres, porque la Plenitud no asoma aún por la ventana de tu Existencia.
Y pasas por lugares, relaciones, actividades laborales; sobreviviendo, pensando, preguntándote hasta cuándo llegará aquello que te hará dejar de esperar que el Mundo cambie, y que se convierta en cualquier cosa que te brinde Estabilidad, que te haga pleno.

Puedes morir en el trayecto, en alguna curva mal dada, en una sencilla esquina donde decidiste sentarte a esperar que la Vida te brindara aquello que más querías… o necesitabas.
Si tú mismo ignorabas lo que era de tu anhelo.

En ese camino desolado y aparentemente normal me encontraba, mirando al Cielo de vez en vez, demasiado tibio como para hablar con Dios, y confrontarlo a la cara, para verdaderamente luchar por lo que mi espíritu más deseara.
Todo lo acontecido, todo lo experimentado, todo lo vivido, de repente desapareció de mí, me forcé a sacarlo del saco de mi Vida, en un intento por vaciar las cargas, y emprender el vuelo, siendo ligero como una pluma, siguiendo mis inútiles impulsos de encontrar Tranquilidad para mi ensombrecida existencia.

Y fue entonces que sucedió.
Fue así que encuentras algo o alguien que lleva naufragando tanto o menos como tú; buscando, observando, aguardando, anhelando y sabiendo desde el corazón, que existe algo afuera que espera por tí, pacientemente, media vida si es necesario, hasta reconocer la Verdad del Universo.

Un simple abrazo fue la llave, señal sutil que me hizo reconocer que toda mi vida fue una mentira que viví con emociones aparentes, prestadas, insertadas y engañadas, en mi mundo, que todos se esforzaron en forzar como `normal´, hasta que fue imposible, serlo.
Y descubrí la Verdad que buscaba incesantemente, en cada latido del corazón, en cada suspiro ya apagado, en cada mirada al Cielo, marchita y agotada.
Somos parte de algo más, algo que se levanta delante, más allá de nosotros, pero tan cerca, que no somos capaces de identificar de qué se trata, hasta que es demasiado tarde.

Lo identifiqué tras años de pasividad infame a través de un simple abrazo. Una simple señal corporal, caricia insignificante que impartimos o recibimos a diario, en una cotidianidad carente de emociones, donde nada importa, nada falta, porque nada (por mediocridad) sobra.
Lo que vino de manera posterior a ello, fuera una serie de experiencias desconocidas que rompieron absolutamente todas las barreras, reconociendo entonces en brazos que no eran míos, todo lo perdido, que en realidad siempre se encontró dentro, en lo más profundo, donde mi Egocentrismo lo había ocultado para no ser consciente de la Plenitud que la Vida, cuando la vives siendo quién eres en esencia, representa.

La Verdad llegó de golpe, como una bofetada violenta que lo sacude todo, para obligarte a recordar quién eres, y lo que has venido a ser en esta existencia en la que te habías acostumbrado a mentir.
Reconocimiento a través de aquello que siempre fuiste, y que solicitaste reencontrar en un momento claro, clave, y poco expectante en tu vida, en circunstancias repletas de Conflicto y adversidades, quizá para que, en medio del Desastre, valoraras la Simplicidad, como tierra fértil donde al Amor suele cultivarse, y germinar.

Amor Incondicional en toda su expresión. Aquella manifestación humana, a la par que divina, que te enseña paciente y de formas poderosas, a reencontrarte con tu Vocación, con tu Misión de Vida, con la acción sencilla que vienes a cumplir para transformarlo todo.

Restituir la Luz de Dios en tu interior, a través de la Sanación de tu SER, en toda Plenitud.
Comprender que no puedes sanar solo, sino antes aprendes a amarte a ti mismo, amando a absolutamente todos los fragmentos de tu ser que habitan en todos a quienes reconoces como seres que amas, a la par que odias.
Porque las emociones son sólo una manera, una lente de graduación con la cual aprendes a percibir, así como a comprender la Realidad. TU Realidad.
Cuando encuentres dentro de tí, aquella flama de Luz, esa chispa divina de Amor latente dentro, entonces te reencontrarás con la parte perdida de tu Ser, aquella que viene a enseñarte, cual Maestro sabio, decidido y sutil, las verdades de tu propia Existencia.

Aquel espejo que el Universo ponga delante de tí, sacudirá tus entrañas, pensamientos, anhelos y proyecciones. No serás más aquello que definiste ser, porque lo que eres en realidad, podrá más que todas las barreras y bloqueos que hayas puesto delante de tu camino. De repente te verás de pie, en el camino, mirándote y desconociéndote ser, hasta el punto que antes de seguir andando deberás conocerte de nuevo, para saber quién eres en realidad, y lo que estás siendo, y serás a partir de ese único momento de Reconexión.

Todo lo acontecido, y lo sufrido, habrá valido la pena porque tendrá sentido.
Todo lo que antes era imposible, ahora se tornará materia, forma y contenido, obligándote a constituir un universo que jamás, antes, tuvo cabida en tu memoria. Eres una fracción de Dios, co-creando lo que siempre debiste ser, lo que simplemente, eres.

Y sabrás que, gracias al espejo donde ahora te reflejas, puedes ver la mejor versión de tu ser, de una manera clara y precisa, que no requerirás doctrinas, ritos o rutinas para arribar a ello.
Sabrás con toda certeza que siempre estuvo ahí, ese único Destino, sólo que no era momento aún de reencontrarse, hasta que las circunstancias, TUS íntimas circunstancias, te guiaran a esta meta.
Te guiaran a ello.
Te guiaran a él, a ella.
Me guiaran a tí.

Porque al reencontrarme, me has guiado irremediablemente, a reencontrarme conmigo mismo, a través de simplemente, expresar tu verdadero SER.
GRACIAS infinitas.

Imagen editada digitalmente, original tomada de la liga:

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