Hace veintidós años tracé un
sueño en mi mente.
Hijo segundo de tres, con una
fuerte carga sanguínea relacionada con la Docencia,
me hice el firme Propósito de construir el Anhelo de la Enseñanza.
Tras quince años de entregarme a
este proyecto personal, fue precisamente dicho Esfuerzo el que casi termina con
mi Vida.
Hoy, de manera casi circunstancial, me encuentro con la
hermosa oportunidad de poner en práctica de nueva cuenta este Proyecto.
A sólo un mes de Trabajo, los
resultados son increíbles, y altamente satisfactorios para mí.
Entiendo que, para llegar hasta
aquí, en la escritura de esta nota, se requirieron más de veinte años.
Hoy puedo confirmar sólidamente,
que el Conocimiento de carácter espiritual,
puede –y debe– ser enseñado en las aulas, para conseguir una mejor Calidad en el
proceso de Enseñanza-Aprendizaje.
Sólo hasta ahora tengo las
palabras claras, la Metodología
firme, y la Tecnología humana
apropiadas para demostrar que lo que alguna vez la gente tachó de Falacia, hoy es toda una necesaria y
extraordinaria Realidad.
A cuatro semanas de haber
comenzado esta Colaboración con To Grow,
continúan sumándose participantes de manera fantástica, en una especie de Inercia, donde fluye de manera natural y
hermosa, lo que me esforcé por entender durante los últimos diez años de mi
existencia.
Este Conocimiento –en su momento– salvó mi vida, además de haberle dado a mi persona y esencia, una
Estructura y Dirección.
Mirar comenzar el proceso de Introspección, de viaje de Conocimiento
hacia uno mismo, en otras personas, es uno de los mejores obsequios que Dios me ha brindado, sobretodo porque
jamás llegué a visualizar este momento tras la Confrontación con la Enfermedad.
Esta Visión, vertida sobre una Metodología
de Diseño humano, ha sido el Trabajo de mi Vida, y hoy, lo comparto incondicionalmente con hermosas personas
que lo han recibido con los brazos y el corazón abiertos.
No tengo palabras para agradecer.
La emoción que me embarga esta
noche es indescriptible.
Quiero agradecer a todas las
personas que estuvieron ahí, al lento paso de los años, y que, con su Sabiduría y Paciencia, me brindaron el Conocimiento y las herramientas para
diseñar y construir las bases de este Proyecto.
Quizá sólo por eso –y otra razón que detallaré en alguna
otra nota– decidí ser arquitecto.
Por el solo hecho de mirar y
vivir esta experiencia que hoy retrato, no me arrepiento de ello.
Gracias –sobretodo– a quienes no
confiaron, criticaron, y destruyeron.
Por todas las emociones que
inspiraron en mí, es que hoy continúo de pie.
G R A C I A S .
Escucho:
Orange sky | Alexi Murdoch