La tríada metafísica
en nuestra existencia humana
Los últimos siete días anteriores a esta noche, eventos
complicados vividos por una amistad cercana a la familia, me hicieron
consolidar la comprensión de un aspecto importante en nuestras vidas: la visión integral en nuestra existencia en
esta tierra.
Nuestro desarrollo como personas depende de siete áreas de
vida [a las que dedicaremos una nota aparte en este diario]. Sin embargo,
cuando nuestra salud merma, por cualquier desequilibrio en la interacción entre
estos siete pilares, requerimos de un ajuste energético holístico.
Nuestro ser se encuentra definido por tres elementos, presentes
cada uno de ellos en planos de existencia diferentes: el cuerpo, la mente y el
espíritu.
Estamos acostumbrados, como personas que habitan el plano
terrenal en mayor porcentaje, recurrir a la Medicina, para realizar curaciones físicas que atañen a nuestra
salud. La visión médica se basa en el postulado de la concentración en los síntomas o elementos fisiológicos, biológicos
y químicos, corporales. Las sustancias farmacológicas y sus reacciones en
nuestro cuerpo, equilibran la frecuencia material
de nuestro ser en el plano material.
El desequilibrio energético, origen de la enfermedad producida, queda renegado.
La enfermedad tiene una fuerte relación con nuestros pensamientos, y la manera
en que enfrentamos el desequilibrio de energía dentro de nosotros. La fortaleza
y capacidad mental, juegan un papel importante en el proceso de curación, ya
que la energía puede manipularse conscientemente,
en pos de ayudar a restablecer la salud. Este principio es el que permite la
existencia de la radiestesia y la
energía utilizada por los chamanes,
magos, o brujos –como se les ha conocido desde tiempos inmemoriales–.
Una tercera fuerza cierra el triángulo: la esencia del espíritu. Es decir, la
conexión con procesos elevados que rayan en lo divino, en esa fe depositada en
elementos que se hallan fuera de nuestro plano de existencia material. La Fe, y
el temple espiritual, nos ayudan a
comprender de maneras profundas y metafísicas,
las circunstancias materiales que nos definen. Hablamos de meditación, compañía divina, gratitud y amor incondicionales.
El triángulo metafísico se conforma del cuerpo, la mente, y el
espíritu, y sus respectivas herramientas de curación: la Medicina; la
Amorología, Radiestesia y demás elementos de manipulación de energía; y la
Espiritualidad, que, solamente juntas, unidas e integradas en una visión global, pueden conseguir una sanación profunda, y verdadera.
Los hombres espiritualmente desarrollados a lo largo de la
Historia de la Humanidad, han conseguido comprender, y manipular los elementos
presentes en los tres planos de existencia, en una panorámica amplia, e integral.
Imagen modificada digitalmente, original tomada del
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Escucho:
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