`Crecer espiritualmente es
–en muchos sentidos– una lucha personal y única´.
Crecer espiritualmente es una
necesidad de la que todos hablan, pero en la que pocos invierten tiempo y
esfuerzo.
Será tal vez por la aparente ambigüedad del concepto. O porque
involucra actividades como la Meditación,
que seguramente requiere un trozo de montaña del Tíbet y una Consciencia profunda
como para acceder al Silencio
infinito y eterno al que sólo llegan los monjes y retirados al exilio
voluntario desde hace veinte años como mínimo.
La Madre Teresa de Calcuta hablaba en sus palabras y discursos
escuchados por quienes tenían la oportunidad de convivir con ella, acerca del
poder de la oración, como una
herramienta útil, básica y única para acceder a la sabiduría y a la serenidad
de Dios.
Convivir con nuestro espíritu no
exige que pagues exorbitantes viajes al Oriente u otros lugares sacros para reencontrarte contigo mismo,
Bali, Monte Sinaí, Israel, Machu Picchu, por sólo mencionar
algunos. Trabajar con nuestro Espíritu involucra –primeramente– la idea
de romper el paradigma occidental de
la falsa seguridad capitalista, y
confiar en aquello que no somos capaces de ver, pero que sabemos que existe.
Me viene a la mente el caso
reciente de Cat Stevens, el
cantautor famoso que construyó un sólido camino como artista, y que decidiera
abandonar la supuesta comodidad lograda en aras de retirarse a un camino de
oración y de introspección. Hace tan sólo algunos años ha regresado al mundo de
la Música, tras décadas,
renombrándose él mismo como Yusuf Islam –en
referencia a la ideología de Medio
Oriente que le brindó respuestas y sentido a su vida–, y en sus propias palabras `Soy
un espejo donde los musulmanes se miran para ver el mundo occidental y donde
mis compatriotas se miran para ver el islam´, explicando su regreso al
ambiente pop. El retiro espiritual es
–quizá– una fase necesaria dentro del proceso de crecimiento personal,
pero no es un estadio eterno. Compartir
sería la consecuencia inmediata a ese retiro.
Crecer espiritualmente obliga en
muchos casos el sacrificio: material,
humano, social. Pero seamos honestos, ¿qué cambio profundo no lo exige? Estudiar
una carrera profesional lo hace de igual manera. O establecer un negocio
familiar. Constancia, dedicación. Lucha. En todos los casos es necesario y
todos se encuentran conscientes en la imperativa decisión de que algo deberá
ser cambiado o modificado para lograr el fin. Tiempo. Dinero. Esfuerzo. Desarrollar
nuestra consciencia espiritual requiere que nos conozcamos y nos abordemos de
manera individual como nunca antes lo hemos hecho, para tener plena consciencia
y seguridad en nosotros mismos. No hablo del egocentrismo y la falsa seguridad personal capitalista. Me refiero
a ese sutil sentimiento y sensación de conocer nuestros límites a detalle, al
mismo nivel que nuestras capacidades, y no sentir miedo por poseerlas ambas. Al
contrario, esa circunstancia sería la que nos definiera dentro de nuestra humanidad.
Aún recuerdo las palabras de Spawn, mi antiguo héroe de cómics cuando era estudiante. `I want my humanity back´, era su reclamo
a Malebolgia, demonio del Infierno
que lo engañó para traerlo a una vida de caos, sufrimiento y destrucción,
prometiéndole volver a ver a su esposa amada, cuando él había muerto y su
espíritu había llegado al Infierno por ser él un asesino pagado del gobierno.
Y es que todos nosotros vivimos
en medio de un personal infierno, una serie de creencias y pensamientos que nos
asaltan, nos confunden, lastiman o limitan. Ese infierno es producido por
circunstancias externas, pero su calidad de eterno
en nuestras vidas depende de cada uno de nosotros, y de las decisiones y
sacrificios que deberemos hacer para salir de la zona de (autosufrimiento/compasión) confort.
Crecer espiritualmente puede
comenzar desde pasos tan sencillos como:
- · Abandonar tu peor adicción, referente a personas, acciones o actividades autodestructivas, hasta llegar a fármacos, alcohol o drogas. Será lo más difícil que –piensas– harás en tu vida. Pero, créeme, después de ello, el autocontrol, la independencia y la paz interna que ganarás, valdrá la pena en todos los sentidos, ya que no dependerás de nada externo y ajeno a tu persona, para definir tu valor como ser humano.
Un paso a la
vez. Comienza poniendo un alto progresivo a aquello que te reconforta
momentáneamente, pero que sabes de sobra que a la larga te hace daño:
chocolates, aspirinas antes de dormir, donas, tacos o, incluso, simples
mensajes de autocompasión con esa persona con la que mantienes una relación de
sufrimiento y dolor y a la que contactas cada tarde o noche.
- · Detén tu autocrítica y autosabotaje en todo lo que hagas. Vamos, sabemos que el mundo no está en tu contra, sino alguien mucho más peligroso: tú.
Deja de dudar.
No permitas que tu ego tome las riendas
cuando de tomar una decisión difícil se trate. Dejar a las antiguas malas
amistades, cambiar de actividad o de trabajo, iniciar una actividad deportiva o
de meditación, leer un libro de temas espirituales, o comenzar una charla con
una persona madura que sabes que hallará la manera de hacer caer tus excusas,
son acciones que comenzarán a poner a temblar nuestra seguridad capitalista
basada en el ego y el materialismo. Cada pequeño logro te hará saber que NADA
te define. No importa lo que tengas, compres, adquieras o modifique tu
apariencia, nada de eso será lo que en verdad te defina como persona única y
original. La verdadera esencia se
encuentra en tu interior. El único lugar donde jamás se te ha ocurrido
explorar.
- · Ámate a tí mismo y demuéstralo, a través de una simple decisión que conlleve a crear un hábito saludable, desde incluir alimentos sanos que antes no comerías y que adoptes en tu dieta, hasta salir a caminar diez minutos por la mañana, o comenzar de lleno una rutina en algún deporte de tu preferencia, que te ayude a ejercitar tu cuerpo y a reforzar tu confianza y seguridad en tu persona.
Desarrollarse
espiritualmente involucra trabajar sobre lo que conocemos como Triángulo metafísico, compuesto por el
cuerpo, la mente y el Espíritu. Comenzar a ejercitar tu cuerpo permite
desarrollar no sólo fuerza física, sino que adoptas lenguajes de
responsabilidad, disciplina y constancia que antes no poseías, que son valores
naturales que tu mente adquiere paulatinamente y que te ayudan a detener el
autosabotaje una vez que has creado los parámetros base para desarrollar la
actividad deportiva que elijas. Aunque tu cuerpo se encuentre cansado, tu mente
comenzará a motivarte e inspirarte, con pensamientos optimistas al mirar
cambios en tu estado de ánimo o corporales. Al paso del tiempo, una vez que
hayas dominado la técnica base del deporte que ejercites, brincar a la
meditación en forma será sumamente sencillo, ya que habrás integrado tu mente y
tu cuerpo en un ambiente de armonía y placer que será finalmente coronado por
el estado necesario de quietud, silencio y reflexión que realiza el Espíritu en
los procesos de meditación.
Como verás, crecer
espiritualmente, o, por lo menos, comenzar a hacerlo desde una sencilla
decisión, involucra pasos prácticos como éstos. En ningún momento habrá sido
necesario concertar cita con monjes tibetanos o con el Dalai Lama, o te habrás visto obligado a viajar a los rincones de
la India para despertar tu
Consciencia interior.
Tu espíritu es tuyo y de nadie
más. El único que tiene la decisión de despertarlo y ejercitarlo eres tú.
Comienza a hacerlo a través de tu cuerpo, y después prestando atención a tu
mente, es decir, a tu Consciencia,
que es un fragmento que en todo momento se encuentra conectado al Cosmos. Lo demás, si consigues llevar un
proceso sólido y decisivo, será fácil y natural.
Finalmente descubrirás que la
seguridad capitalista en la que antes vivías, no hacía sino perpetuar un estado
de sufrimiento crónico placentero, que –irremediablemente– te hubiera llevado a asesinar tus
sueños, planes y anhelos.
Escucho:
Love in the time of Pterosauria / Michael Giacchino
Electrolite
/ R.E.M. Taken from Unplugged
1991/2001: The Complete Sessions [Disc 2]