Ángeles en mis sueños
Jamás había visto un Ángel antes.
No de manera personal.
Los soñé, sí, y estoy seguro que
se presentaron en más de una ocasión a lo largo de mi vida, pero nunca los miré
de frente, o a detalle. Sus Presencia siempre fue más en sentido intuitivo y sensorial.
Tenía de ellos la imagen que
conocí desde niño, por palabras y narraciones de mi madre –más que nada–, y por la
Imaginería propia de la Religión, sobre todo, la Católica.
La última vez que se presentaron
en sueños –según recuerda mi mente– no fue muy grata la experiencia, por
no estar yo preparado para interactuar con ellos, o sus mensajes, y por no
conocer sus intenciones.
Hace un par de noches, los sentí
de nuevo en mis sueños.
No se trata de retratos oníricos llenos de lenguajes y símbolos
abstractos, o escenas sin sentido.
Sé reconocer exactamente un sueño
de estas características, y diferenciarlo de un sueño que llamo real, donde prácticamente experimento
alguna vivencia clara, y objetiva.
La casa de mis padres fue el
escenario –el espacio sagrado para mí por excelencia–.
Dos de ellos se presentaron
estando yo fuera, en la calle, en una noche particularmente oscura y desolada.
Los dos ángeles se manifestaron,
pero sólo uno de ellos se detuvo el tiempo suficiente para darme la oportunidad
de contemplarlo a detalle, y guardar en mi memoria, visual y mental, sus características
distintivas.
En las imágenes que he dibujado
acompañando esta nota, me he esforzado por retratar el momento, y describir gráficamente su Presencia.
Encerrado siempre en una esfera
de Luz, se atenuó lo suficiente para permitirme verlo, porque en Movimiento, la
Luz que pareciera generar, es blanca y sumamente brillante, como la nieve,
moviéndose a una velocidad impresionante, certera, silenciosa, como meteoro que cruza raudo las calles de una colonia en penumbra.
En defensa de mi Visión confirmo
que no tengo relación alguna con la Afición por las motocicletas. Jamás me he
subido a alguna, y tengo NULO conocimiento sobre ellas.
Ni siquiera me llaman la
Atención.
Tardé más de un día –tan solo– en dibujar el vehículo sobre el que se movía el ángel.
Su vestimenta, presencia del tono
Blanco, así como siete colores representativos de los puntos energéticos presentes en el cuerpo humano –sin embargo– tuvieron mucho Sentido.
Su presencia en mis sueños llega
en un momento clave, justo cuando la Balanza parecía haberse inclinado hacia la
Percepción de mayor Oscuridad que Luz.
A diferencia de la última
interacción que experimenté con ángeles, en esta ocasión sólo hubo una
aparición, lo suficientemente clara, objetiva e intencional, como para darme
oportunidad de registrarla física y visualmente, no sólo sensorialmente, como antes, situación
que brindaba Ambigüedad a la descripción que pude haber dado a los hechos en
ese momento.
Los ángeles se manifiestan –he entendido– a través de apariencias simbólicas, lógicas para la persona que
los visualiza, pero lo suficientemente diferenciales,
para dar a entender que no se trata de meras
casualidades, producto del Azar, o algún desorden onírico.
De hecho, este sueño no tuvo Desorden alguno, y fue una de las
experiencias, lo suficientemente claras y objetivas, para poder brindar un
Testimonio de algo que mi corazón creía, pero que se encontraba opacado por la
densa Niebla de la Desolación, y la Amargura.
Escucho:
The teacher | Foo Fighters
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