`Las relaciones personales
en nuestras vidas´.
Platicaba con un amigo hace un
par de días, uno de los pocos que me enseñó a permanecer cerca de Dios. Por
estos días, mi amigo y yo hemos estado lejos, a pesar de vernos cada semana y
tener la oportunidad de platicar.
He aprendido con el paso del
Tiempo, que las relaciones que establecemos con las personas no son eternas, y
poseen un lapso de duración, no importa si nos hallamos cerca, lejos, o si nos
frecuentamos o vemos –incluso– diario.
Irónicamente, mientras
reflexionaba en torno a ello, un mensaje de un amigo más arribó a mí. Una
relación que concluyó de manera violenta, y que desencadenó en un cierre
doloroso de un ciclo comenzado años atrás. Los meses sucedieron, y el mensaje
llega tras un periodo lento de asimilación y recuperación.
Comprendí que las relaciones que
establecemos generan intercambios energéticos, lo que las personas llaman Karma, energía que define nuestras
circunstancias con respecto a las personas con quienes nos relacionamos. Estas
situaciones y frecuencias energéticas generan lecciones de las cuales podemos
[y debemos] aprender, y que establecen las futuras direcciones que tomará
nuestra vida, convertidas en posibles potencialidades de crecer, madurar, y
acceder a la plenitud.
La segunda de las relaciones
referenciada en esta nota, fue una asignación que tomé por indicaciones de los
guardianes, quienes me explicaron brevemente que dicha relación traería consigo
un cúmulo de experiencias difíciles jamás vividas antes, y cuyo dolor me
dejaría una enorme lección. No estando de acuerdo con la asignación, la acepté.
No me imaginé lo que viviría después.
No se equivocaron. El dolor fue
grande, y el reto a superar nos exigió más de lo que podíamos esperar, u
ofrecer.
En la última de las sesiones que
tuvimos con una persona, tocamos la pérdida, por Muerte, de un amigo, de una
persona cercana.
La lección que esta serie de
experiencias que relato ahora, me remite a comprender que somos piezas pequeñas
en inmensos rompecabezas, incapaces de mirar o comprender el papel que jugamos
de manera integral en el conjunto.
A veces, las relaciones deben
terminar, y respetarlas como simples recuerdos o experiencias en las que
dejamos una parte de nuestras vidas, por muy doloroso o alegre que esto haya
sido para nosotros.
El Karma generado en las
relaciones personales establecidas, es una carga energética que marca nuestros
Destinos, y que representan caminos comprendidos y superados a los que no se
puede acceder de nueva cuenta, por respeto a la vida acontecida que se ha
convertido ya en parte de lo que llamamos `Vida pasada´. Una de las Leyes del
Universo dicta ser capaces de dejar ir
aquello que ha sido, y no aferrarse a lo vivido. Lo acontecido, y el
conjunto de situaciones y experiencias acumulado, superan a los miembros de la
relación, en el sentido de que simbolizan una porción del Pasado que no puede
ser modificado. A pesar de que ciertos procesos metafísicos permiten acceder al
Pasado, y alterarlo de manera positiva y constructiva para el logro del
Bienestar humano, las relaciones complejas que han generado dolor, se
convierten en porciones de nosotros que son inestables metafísicamente, y que
no deben ser tocadas de nueva cuenta, ya que no somos capaces de manipularlas,
por el grado, naturaleza y cantidad de energía que contienen.
Como seres humanos, solemos
aferrarnos a las cosas que hemos vivido, o tenido. Esto sólo nos causará dolor,
en el sentido de no respetar y cumplir la Ley Universal descrita antes,
objetivo primordial para acceder al desarrollo de nuestro espíritu.
Escucho:
Heavy / Collective Soul
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