Reflexiones sobre los seres de luz,
y los mensajes que traen consigo.
¿Cuántos de nosotros hemos escuchado, o hablado, de experiencias
sobrenaturales, que no terminan de hallar explicación en nuestra lógica?
Mientras repaso algunas notas, de
proyectos abandonados, y comienzo la lectura de un nuevo título, en la lista de
libros, descubro que en efecto, han existido en mi vida experiencias
inexplicables, con mensajes que no había podido ver o identificar, hasta ahora.
Todas estas experiencias tienen
un denominador común: son mensajes codificados,
en diversos grados y niveles.
Otra constante es la manera en la
que han arribado: siempre llegan en
medios que, a primera vista podrían ser completamente diferentes, pero no es
así.
¿A qué me refiero?
Siempre existe un portador.
Haciendo un repaso minucioso de los mensajes, los períodos en los que se presentaron, y los medios, ahora concluyo que los Seres de Luz que los trajeron, portaron diversas formas, diferentes maneras de expresarse a mí, visual, auditiva o conceptualmente.
En diversas lecturas he encontrado que, lo que nosotros llamamos ángeles, arcángeles o guardianes (Ángeles de la Guarda), no son sino parte de una completa y amplia taxonomía de Seres de Luz, que adquieren contornos y formas, acorde al momento, las circunstancias, y la naturaleza, tanto del mensaje, como de quien lo recibe.
Dentro de los portadores de mensajes que voy descubriendo paulatinamente, en esta retrospectiva de toda mi existencia hasta el día de hoy, he hallado presencia de ángeles y guías espirituales. Los arcángeles han tardado más tiempo en manifestarse. Los seres descritos en este primer tiempo suelen adquirir contornos antropomorfos.
En realidad, lo que nosotros percibimos o llamamos Dios, en sus diferentes acepciones, es una manifestación de una Consciencia Superior, que encuentra reflejo ante nuestra presencia material, acorde a nuestras características físicas, psicológicas, cognitivas y culturales.
Podríamos hablar de la aparición
de la Virgen María, o de otros
santos que se han manifestado de maneras presenciales
ante ojos humanos. Pero la Consciencia Superior
se expresa en todo momento, en todo lugar, de ahí que Dios haya ganado el adjetivo de omnipresente.
En las historias de apariciones
divinas, aparecen de igual manera, formas tan dispares que incluyen animales o –en casos especiales–
circunstancias o eventos decodificados (éste
es el caso de los videntes o profetas). En la propia experiencia (que aún me
encuentro asimilando, a un año de distancia de su acontecimiento), puedo hablar
–inclusive– de figuras mitológicas.
He comprendido que los mensajes
son enviados a nosotros en forma de simple
Lenguaje. Como seres racionales, estamos dotados de la capacidad de identificar e interpretar elementos: visuales,
auditivos, conceptuales o físicos –incluso–.
La Consciencia no hace sino
buscar el lenguaje acorde a nuestro código personal y único, como individuos
dentro de un set de circunstancias
sociales y culturales, y manifestarse de maneras con las que podamos
identificarnos y establecer una conexión.
Las últimas dos manifestaciones
de mensajes en mi existencia se han presentado en forma de dios prehispánico y arcángel.
En ambos casos, el nombre o identidad del personaje o ser ha quedado claramente
manifiesto para su identificación. He aprendido que –finalmente– una forma
humana es más familiar y estable para nosotros, pero es el medio de expresión
más complicado que la Consciencia Superior puede tomar.
Aún falta mucho por comprender en
este rubro, que no deja de ser sumamente llamativo e interesante.
Por J.E.Franco.
Imagen tomada de la liga:
Escucho:
Birds of the high arctic | David Gray
No hay comentarios:
Publicar un comentario