`Equilibrio entendido como interacción
entre mente, cuerpo y espíritu´.
El desequilibrio se traduce en
enfermedad. Es más sencillo comprender dicho desequilibrio a partir de la
interacción de los elementos del Triángulo
metafísico, integrado por la Mente,
el Cuerpo y el Espíritu.
La relación entre estas tres
variables explica el origen de sentimientos, emociones y circunstancias conflictivas
que derivan en enfermedades, ya sean corporales
o mentales.
La relación a la que la mayoría
de las personas invierte mayor tiempo y energía es a la corporal-mental, que define nuestro concepto de Felicidad, y que se centra en el placer como base de este estado, que
responde a la etapa de supervivencia,
donde el ser humano solamente se enfoca en satisfacer necesidades de índole
física o fisiológica. Es irónico como, en el ambiente que hoy vivimos, para la
gran mayoría de las personas, la Vida se define sólo como el logro del máximo
placer y bienestar físico, que incluye comodidades y riqueza material.
La segunda relación a la que
menos dedicamos atención es a la espiritual-mental,
que define el grado de Salud que
nuestro cuerpo expresa al exterior. Esta relación manifiesta la congruencia que
existe entre la guía de nuestro espíritu, y las decisiones corporales que
tomamos. Si una persona –por ejemplo– practica Yoga, como elemento de
desarrollo espiritual, pero sus hábitos alimenticios, de descanso y sueño son
pésimos y lastiman a su cuerpo, entonces se manifestará un desequilibrio que
tiene que ver con fallas o mal funcionamiento corporal. Lo que sucede es que el
cuerpo expresará señales o mensajes que la persona puede traducir como guía que
la lleve a regresar a los verdaderos anhelos espirituales, ya que se ha
manifestado una incongruencia entre la relación mente-espíritu. Es la segunda
fase de desarrollo, llamada de transición,
donde comenzamos a manifestar anhelos profundos que tienen que ver con
transformar nuestra vida y mejorarla en todos los sentidos.
La tercera relación es la menos
común, y son muy pocas personas quienes invierten tiempo y esfuerzo en ella. La
mayoría de nosotros no sabemos que existe, o bien, no tenemos idea de cómo
mantener una relación adecuada entre la mente y el espíritu. Esta relación,
sana y conscientemente bien llevada, se traduce como Libertad o Bienestar pleno,
y tiene que ver con identificar y realizar nuestra verdadera Misión de Vida, es
decir, cumplir el papel espiritual
que nosotros mismos elegimos antes de venir a la Tierra, y que requiere el
desarrollo de nuestros mejores y más elevados dones, como seres humanos en
interacción con otros seres humanos, con el entorno natural, y con nosotros
mismos. Es la tercera fase de desarrollo humano, que tiene que ver con el logro
de nuestro máximo potencial espiritual.
Las personas que alcanzan este nivel, se sienten realizadas porque aman lo que
hacen, y están plenamente conscientes de que apoyan a otros con sus acciones,
además de aprender a ser mejores personas, gracias a una sana interacción
humana y espiritual.
En los talleres y terapias que
impartimos, realizamos un ejercicio que llamo `Diagrama de Conflicto´, donde identificamos tres niveles de circunstancias
conflictivas: el conflicto o
situación problemática en sí, la semilla u
origen del conflicto, y la lección
espiritual implícita en toda circunstancia problemática. Una vez que
tenemos estos tres elementos identificados, los llevamos al Triángulo metafísico, para así encontrar
la relación que nos ha desequilibrado, y que nos enseña a centrarnos en los
tres elementos vistos: mente, cuerpo y espíritu, y aprender a mantener nuestra
vida en equilibrio, trabajando de manera holística
e integral.
Imagen de fondo en ilustración compartida en esta noche, extraída de la
liga:
Escucho:
With you | Controlla || Drake
Feat. PARTYNEXTDOOR