`La Luz y la Oscuridad
son dos fragmentos de la
Realidad que afrontamos´.
Hace unos días, mientras caminaba
en un temprano anochecer, de repente me vi en la necesidad de enfrentar un
demonio.
No hablo de esos `demonios
internos´, que son metáforas de
eventos o circunstancias no resueltas que despiertan temor e incertidumbre infinita
en nosotros. Hablo de un demonio real.
Uno piensa que los Ángeles y demás construcciones de Fe,
producto de la imaginería colectiva,
son una herramienta idiosincrática
para enfrentar miedos y dudas existenciales
o espirituales. Es decir, todo aquello que no es físicamente palpable
y que se enseña en Catecismo como mera confirmación de elementos de Seguridad y Autoestima, en el
mejor de los casos.
Cuando constatas que la Oscuridad existe –de igual manera– como
una presencia real y palpable, tu perspectiva sobre cómo mirar y comprender la
Vida, se modifica para siempre. En casos como éstos, donde por propia
experiencia enfrentas situaciones así, es casi imposible reaccionar –o saber cómo hacerlo–, por no tener elementos suficientes
para comprender la realidad que has presenciado.
No es necesario que los demonios
ataquen directamente, su sola presencia e Intención
son poderosas y aplastantes, son suficientes para haber traspasado todo un
costado del cuerpo, inhabilitado funciones en articulaciones (músculos
primordialmente), y haberme debilitado física y anímicamente en sólo cuestión de horas tras el encuentro.
Eso no fue todo. Los ataques en
las noches posteriores me impidieron descansar, permanecer en Tranquilidad y brindar el tiempo
suficiente a mi cuerpo para su reposo y recuperación. En sueños, recibir la
visita de seres oscuros noche tras noche, que no dan tregua a tu mente y cuerpo
después de un primer y acertado golpe, con su esencia de miedo y Oscuridad,
presentándose en formas diversas, para buscar entrar insistentemente en tu Vida
y hacerte daño desde el interior. El daño físico infligido fue su estrategia de
debilitamiento. Tres semanas de esta rutina fueron suficientes para no ser
capaz de ver la Luz y decaer al
grado de desistir en casi todo.
La Medicina y las herramientas de Curación
no surten efecto en daños energéticos como éste.
Después de días de sufrir dolor y
de buscar respuestas desesperadamente, constaté que una de las variables más
fuertes para afrontar circunstancias adversas de esta naturaleza son los
pensamientos y las emociones conscientes.
La Familia, y el cúmulo de emociones que moran en ella, son una de las
pocas cosas que, junto con ejercicios de Protección,
acción consciente y reforzamiento energético, consiguieron
brindarme un camino para recuperarme.
La Identidad, el sentirse parte de algo, y las emociones que nos
retroalimentan como comunidades en unidades primordiales como el Hogar, hablando de Aceptación, Comprensión
y apoyo frente a decisiones y formas de ser y sentir, son elementos que otorgan
un fuerte y sólido cimiento de reforzamiento humano y energético, que
ayuda al cuerpo y todos sus mecanismos, a poner en marcha los procesos químicos y biológicos necesarios para la Sanación,
frente a cualquier circunstancia adversa, además de fungir como barreras
naturales para que seres oscuros puedan entrar y atacar, dado que en el
interior de la Luz de la Consciencia
colectiva, su poder se desvanece.
Cualquier tratamiento de
naturaleza específica, no tendrá jamás el mismo alcance si no se experimenta un
acompañamiento emocional, psicológico, además de físico –claro está– que brinde
el apoyo suficiente y la tregua indispensable para la búsqueda natural de la Salud, que el cuerpo presenta de forma innata.
A lo largo de las recientes semanas,
constaté varias cosas en mi vida.
La presencia de Seres de Luz, con quienes he interactuado
de diversas maneras a lo largo de los años. La existencia y motivaciones de los
Seres de Oscuridad, quienes tienen
por misión mitigar las Intenciones de Luz y de Bienestar, y con quienes –en mi caso personal– conocí siendo un niño, en expresiones
que hasta ahora yo mismo había considerado como simples manifestaciones imaginarias propias de la edad y la vida
infantil.
Y el poder magnífico de la Familia, como fuente y cúmulo de Amor, Fortaleza y Luz en todo
sentido.
La interacción entre los miembros
de mi familia a lo largo de este tiempo, y los cambios internos e íntimos en
nuestra dinámica familiar, fueron experimentos que noche a noche y día a día,
fueron dándome herramientas para aceptar, comprender, enfrentar y finalmente
sanar, fragmentos de mi propia vida que hace tiempo atrás permanecían abiertos
y sin resolver, frente a una realidad de presencia de energías que no puede
explicarse delante de las variables de la simple cotidianidad que las personas
viven y en las cuales ellas existen.
Los demonios –entendí– finalmente
atacan cuando has puesto en marcha elementos y decisiones contundentes de Luz, pero con dudas e incertidumbre
interiores, que merman tus intenciones y representan puertas de entrada a
sabotajes, tanto externos, como internos, de toda índole.
Los esfuerzos por sobreponerme de
esta experiencia continúan, y el Aprendizaje implícito me ha otorgado mucho, muchísimo
en qué pensar, para el Presente y
desde luego, el Futuro, sirviendo en
un primer momento, de inspiración para escribir la presente nota.
Imagen tomada de la liga:
Escucho:
Day after day | Saint || Texas
I wanna be the one | Pete Yorn