`Cuida tus pensamientos porque se convertirán en tus palabras.
Cuida tus palabras porque se convertirán en tus actos.
Cuida tus actos porque convertirán en tus hábitos.
Cuida tus hábitos porque se convertirán en tu destino´.
Mahatma Gandhi.
Hace un par de meses visitaba al
último de los médicos especialistas, para una nueva valoración de la afección
de Salud. Sus palabras despertaron a la reflexión, y al final de la consulta
las asimilé, dándome cuenta de que tenía razón en el sentido más profundo. Mi
afección, en especial, no posee medios de prevención, ni tratamiento con
medicamento o acción médica alguna. Debemos aguardar a que un órgano o sistema colapse, para que la Medicina pueda intervenir.
`Toda enfermedad, o afección,
síntoma o dolencia, es una condición temporal
del cuerpo´. No nacemos enfermos (desde luego existen casos específicos donde
la enfermedad se presenta desde antes del parto, por lo tanto, la condición se
vuelve permanente), sino que enfermamos a lo largo de nuestra vida.
El principio metafísico expresado por Gandhi
nos permite comprender cómo, nuestra condición corporal, es producto de nuestra
perspectiva y rutina al experimentar las circunstancias externas, y reaccionar
a ellas de individuales maneras, muchas de ellas, que derivan en conflictos
emocionales o sentimientos nocivos, que terminan por enfermar a nuestro cuerpo.
Al hablar de la condición temporal que representa la
enfermedad, comprendí que el médico explicaba que toda manifestación de malestar
físico o enfermedad, debe atravesar por cuatro fases: origen, desarrollo, manifestación y remisión o etapa terminal.
Entender que todo acontecimiento está sujeto a las circunstancias y lineamientos del Tiempo, nos llevará a comprender a la Enfermedad como un estado pasajero de nuestro cuerpo. Desde luego, toda enfermedad nos deja dos opciones, aunque en lo personal me agrada considerar en realidad tres: curarse, sanarse o dejar que la enfermedad colapse al cuerpo. En otro artículo hablaremos de la diferencia entre la curación y la sanación, por lo pronto nos concentraremos en la temporalidad de la enfermedad.
Ésta es generada, por lo tanto,
por desequilibrios energéticos, conflictos que producen una perspectiva
alterada de la realidad, lo que genera que nuestro cerebro y los sistemas del
cuerpo reaccionen ante la amenaza de las circunstancias externas, manifestando
enfermedades, o haciéndonos vulnerables a ellas.
Pensamientos, actitudes, acciones
o estilos de vida, en específico, pueden llegar a alterar nuestra mente y
cuerpo, al grado de abrir camino a afecciones o enfermedades, de diversa
naturaleza o complejidad.
Dentro de la terapia, hemos
decidido organizar actividades con objetivos centrados en tres aspectos: mental, corporal, y espiritual.
El aspecto emocional se trabaja
durante la interacción de las variables mentales-corporales, teniendo como meta siempre
tres tiempos o trabajos personales: identificación,
dominio y canalización de las emociones.
La toma de Consciencia del origen
y desarrollo de una enfermedad, dentro y fuera de nuestro cuerpo, nos permite
obtener la capacidad de comprender su mecánica y su avance, hasta la potencial
remisión, o bien, la llegada al estado terminal, con una Consciencia desarrollada
o plena. Desde luego, el tratamiento médico es obligado, pero éste debe
llevarse a la par que un proceso de trabajo consciente y personal exhaustivo,
donde se comprendan las variables que permiten la existencia de la enfermedad
en nuestras vidas, y trabajar para
modificar lo que Gandhi llamaría,
nuestro final destino, es decir, comenzar
un verdadero proceso de Sanación, en todos los sentidos.
Imagen tomada de la liga:
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