`Continúa, cuando no quede nada
en ti
más que tu voluntad que dice:
¡Continúa!´.
Rudyard Kipling.
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Los últimos tres años han
representado uno de los retos más grandes a los que me he enfrentado. El inicio u origen de este peculiar período de mi vida se remonta –quizá– a tiempo atrás. Sin embargo, los
síntomas físicos manifestados por mi cuerpo, consiguieron llamar mi atención al
grado de concentrarme en el ámbito mental y espiritual, como jamás lo había
hecho, hasta ahora.
Tras un deterioro de Salud, reflejado en un detrimento sanguíneo crónico degenerativo a lo
largo de más de veinte meses, fue en abril de este año, cuando mi cuerpo sufrió
finalmente una caída que puso en riesgo mi integridad, y fue así que –considero– toqué el fondo de un proceso que me obligó a replantear mi
perspectiva en torno a la Vida.
Abandonar el trabajo que
desempeñé a lo largo de quince años como catedrático,
administrativo y arquitecto de profesión, fueron sólo
las complicadísimas decisiones iniciales a las que debí enfrentarme al comienzo
del deterioro corporal. A lo largo de los meses siguientes, el cuerpo continuó
estable, pero con indicadores de caída paulatinos, que en el lapso de dos meses
lograron que mi cuerpo colapsara.
Despertar un día con diagnósticos
no favorables, y siendo testigo de cómo mi cuerpo fallaba, poniendo en peligro
mi Vida, me hizo asimilar la fragilidad e instantaneidad de nuestra existencia
como seres humanos. Una noche en especial, me hizo revalorar mi vida, las
decisiones tomadas en ella, y el posible término de mi ciclo.
La Vida es un obsequio preciado,
que en ocasiones no valoramos, y que creemos ilusamente, tenemos asegurado por
el simple hecho de despertar cada mañana.
La serie de circunstancias que se presentaron a lo largo de los días
posteriores a la crisis que mi cuerpo manifestó, representan una suerte de
reflexión en acción que aún no termino de asimilar, y que me ha brindado las
herramientas necesarias para reconstruir el camino que creí derrumbado.
Hace cerca de tres años, La Vida
me puso la prueba de integrar tratamientos integrales para afrontar una
obligada operación en las articulaciones en las muñecas de mis brazos. Ambos.
Fue la segunda llamada –la primera
llamada de atención fuerte– que
sacudió mi ser.
Con poca preparación y baja Consciencia aún por aquel entonces,
actué más por inercia que por
decisión. Tres tratamientos fueron los que seguí al mismo tiempo: el médico ortopedista y de rehabilitación,
el alternativo (quiropráctico) y las
bases de un proceso de desarrollo de
Consciencia.
Tras largos meses de reposo y
recuperación, mi cuerpo logró lo que yo mismo dudé en algún momento: evitar la
cirugía prescrita, sanar, y recuperar el cien
por ciento de la movilidad en las articulaciones.
Ahora, la Vida –y mi cuerpo– elevaron la complejidad de la prueba.
Mi cuerpo aún se encuentra en
observación, para optar o evitar por una delicada intervención quirúrgica en
médula espinal. Gracias a la participación de un grupo de personas (que no se
conocen entre sí, pero con quienes he tenido la fortuna de interactuar de manera
integral y holística) con conocimientos
de distintas disciplinas, un tratamiento complejo se ha diseñado a mi alrededor,
para abordar la afección que me aqueja, y lograr lo que parece difícil...
Gracias a mi hermana por buscar incansablemente, por esforzarse y ayudar a conformar al equipo médico de altísima
especialidad, quienes me han provisto de toda la guía y la directriz en el
tratamiento medicado para abordar los déficit sanguíneos. Trabajando de manera
paralela, gracias a los conocidos de mi madre, tuve la oportunidad de hallar y
formar parte de un extraordinario grupo aprendiz de terapia energética alternativa. Ambos equipos, me han inspirado a
escuchar mi espíritu, y utilizarlo como brújula
interior para afrontar el reto.
No ha sido sencillo. Han existido
días y noches de oscuridad, depresión y cierta intención de darme por vencido, sin
embargo, las motivaciones, palabras, acciones, y decisiones de quienes me han
apoyado durante estos meses, me inspiran a continuar transitando el camino. A
no desistir.
Gracias a los doctores
especialistas Erika Franco, Honorine Parra y Moisés Xolotl, así como a la maestra Eloisa Delgadillo y a José
Luis Garrido, y todas las personas en medio de ellos, quienes han integrado
grupos que me han permitido (y enseñado a) sortear retos extraordinarios a los que
jamás pensé hacer frente.
Esto aún no ha concluido, sin
embargo, con esta nota deseo agradecerles por todo lo logrado hasta ahora. Continuar
viviendo, y fortaleciendo mi cuerpo, mi mente y mi espíritu, y tener la
oportunidad de expresar estas palabras, es un logro que ha superado toda
expectativa.
GRACIAS.
Escucho:
Caught by the wind (Unplugged) | Stereophonics
Blank space | Out of the woods ||
Ryan Adams
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