`Nuestro poder de diseñar y crear nuestra realidad´.
Hemos hablado en notas anteriores
acerca de la Ley del Espejo, y cómo,
a través de su identificación y aplicación, podemos analizar más en torno a
nuestras cualidades y defectos como personas o entes
individuales.
El principio universal que rodea a la ley descrita tiene alcances
mayores en nuestra vida en este plano de existencia, y siguiendo su esencia,
puede ayudarnos a comprender cómo nosotros mismos, a través de nuestra percepción
y experiencia cognitiva, construimos
nuestras circunstancias.
Al inicio del semestre, en la
clase de primer semestre de la carrera de Arquitectura,
proyecté un vídeo donde se hablaba de los recientes descubrimientos de las
partículas subatómicas. Al escribir
la novela de ficción El otro Universo,
conocí y me inmiscuí con el principio que rige a la Partícula de Higgs, y los enigmas que rodean la creación del Universo. De acuerdo con las investigaciones
de índole cuántico, las partículas
base que dan origen a nuestra realidad material, responden a una manifestación
de índole consciente, es decir, el comportamiento de las partículas estudiadas
son afectadas por la perspectiva o la simple observación por parte del
investigador. Aplicando este simple principio, se sabe que, como seres
humanos con capacidades racionales y uso de Consciencia,
somos creadores de la propia realidad
que a diario vivimos.
El principio puede ser un
conflicto al analizarlo y comprenderlo por vez primera, ya que rompe uno de los
paradigmas más fuertes y arraigados en nuestro subconsciente: lo que nos
sucede no depende del medio externo, sino de nuestro ambiente interior, y,
sobre todo, de nuestro poder de decisión.
A gran escala, esto significaría
que el Universo, habiendo sido creado
a partir de la Nada, sufrió la
intromisión de consciencia, de una Consciencia de carácter Universal, que sería pieza elemental
para que cobrara forma, y Vida.
A escala humana, la habilidad de
la Consciencia es una herramienta que
opera de la mano con el Libre Albedrío,
y es la responsable de que demos forma y vida a las circunstancias que nos
rodean y que definen nuestra realidad. Es el mismo principio del Universo, pero
a escala infinitesimal.
Las personas que han alcanzado un
elevado nivel de consciencia, logran controlar sus emociones o reacciones
frente a catalizadores como el estrés
o el cansancio, y parecen omitir de
su ser conductas como la intolerancia o
la violencia. Lo que sucede es una
transformación en los patrones de percepción
de la realidad, que les otorga la oportunidad de decidir cómo reaccionar ante aquellos estímulos que serían
catalizadores de conductas `negativas´ para el grueso de las personas, y que
modificarían literalmente las
variables de la realidad circundante.
En la analogía presentada a los
estudiantes de Arquitectura, se definió que la realidad es un espacio arquitectónico diseñado para un
cierto usuario. El arquitecto define
el espacio en base a la interpretación que tenga sobre las necesidades del
usuario y su interacción con el ambiente, en todos los sentidos. Al construirse
el espacio, y ser habitado por dicho usuario, pronto se descubre que éste
tendrá una única y diferente percepción del Espacio en general, ya que sus
experiencias, nivel cognitivo y cultural y su percepción, son diferentes al del
arquitecto o diseñador del espacio. El Espacio –analogía de las partículas subatómicas– modifica su comportamiento [o, en
este caso, la percepción que se tenga de él] gracias a la Consciencia,
perteneciente a quien habita [o
interactúa integralmente] con el
espacio arquitectónico diseñado y construido.
La clásica metáfora de que cada quien es arquitecto
de su propio Destino, tendría cabida, cuando comprendemos que los eventos
de la realidad no poseen por naturaleza ninguna carga o significado, hasta que
nosotros se lo otorgamos. Alguien podrá decir entonces, “eso tiene un nombre, y
se llama Indiferencia”. Precisamente,
esa catalogación le habrá otorgado al evento o circunstancia un valor o
etiqueta, cuando originalmente no la tenía. Cada quien `etiquetará´ los eventos
con la carga cognitiva, cultural, ética, etc… con la que ha `teñido´ su
existencia. Los matemáticos explicarán el origen del Universo desde teorías
numéricas, la persona seguidora de cierta religión lo hará desde los parámetros
de la creación bíblica, y quienes posean criterios metafísicos lo harán desde
la aplicación de las leyes universales.
Finalmente, serán estas
percepciones las que definirán la persona en la que nos convertiremos, ya que
la explicación que daremos de las cosas, será válida y universal para nosotros,
y nuestras experiencias anteriores darán sustento a estas explicaciones o
creencias, por lo que la realidad queda fragmentada
en múltiples explicaciones que la describen, desde diversas teorías o
perspectivas. ¿Cuál es válida? ¿La explicación científica, la religiosa, la
metafísica?
Todas son válidas y ciertas,
porque poseen sustento en la experiencias de las diversas personas que las
explican, sin embargo, todas son “trozos” de una misma Verdad. Y todas, en
conjunto, explicarán la esencia de ella: cada
quien crea con el poder de la Consciencia, los propios parámetros que dan forma
y existencia a su Universo.
Imagen tomada de la liga:
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Diminished | R.E.M.
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