`Lo mejor y más valioso que puedes
compartir son dos cosas:
tu Tiempo, y tu Familia´.
Eso es lo que me dejó este año
que concluye.
Muchos fueron los planes para
este año, desde el principio, y concluyó representando todo un punto de inflexión en mi vida.
Quizá la decisión del cambio
radical en la trayectoria de existencia la tomé hace casi dos años, sin
embargo, fueron estos últimos doce meses los
que me enseñaron las lecciones que me transformaron en más de un sentido, y de
manera definitiva.
Aún quedan huellas del pasado, rencores
de relaciones anteriores por parte de personas que fueron estimadas, y
reminiscencias del quehacer humano ejercido a lo largo de las décadas, antes de
hoy.
Lo que pude obtener a lo largo de
este ciclo fue Paz, esa anhelada Tranquilidad
buscada durante años y años, y que sólo el Éxodo
puede ofrecerte, a razón de Soledad,
Aislamiento, Silencio y Reflexión.
El Universo –sin embargo– jamás
te deja solo, y gracias a la Enfermedad, pude conocer personas valiosas que han
fungido de base y apoyo para comprender las lecciones que realmente vale la
pena aprender a lo largo de la Vida, y que abrieron mi visión de maneras extraordinarias.
Pocos vemos la Enfermedad como un
camino obligado para quienes somos necios al no ser capaces de ver lo que es
más que evidente.
Fue un año increíble en muchos
sentidos. Regreso a la escritura y a la ilustración de textos y cuentos.
Abandono de actividades como las travesías en bicicleta por las rutas
circunvecinas a la ciudad, y consolidación de pasiones como la Natación, que este año trajo consigo
amistades que inspiraron de maneras inimaginables.
Sobre todo, las compañías humanas
y sobre humanas, producto de la interacción
con personas hermosas, cuyo espíritu
–estoy seguro de ello– fue pieza fundamental para apoyarme en la recuperación de la Salud, y la Vida.
Libros y más libros, y sus
lecturas interminables. Autores que siento, he conocido a profundidad en
nuestros espíritus, y que tengo la certeza, hemos interactuado en otras vidas. Talleres impartidos, con su
respectivo aprendizaje y retroalimentación, además de relaciones humanas recuperadas,
que me obsequiaron fuente de Fortaleza e
Inspiración para continuar de pie, y
jamás detenerme de nueva cuenta.
No puedo dejar de agradecer por
la compañía y la Fuerza otorgada por
mi familia. Sin ellos, no soy.
Gracias a quienes he conocido a
lo largo y ancho de las sesiones de terapia. Gracias por su confianza y las
lecciones que comparten, de espíritu a espíritu. Cada mañana, tarde (o sesión
nocturna virtual) pasada con ustedes,
es un anhelo que alimenta lo más profundo de mi ser entero.
Namaste.
La Misión de Vida ha redefinido la Dirección a seguir, y me ha
regresado aquella Pasión dejada de
lado en aras de trabajar por el Entorno, olvidándome de mí mismo.
El Universo te habla de maneras irónicas,
únicas.
Finalmente no puedo dejar de
agradecer por el ángel que me ha
enviado, y que me ha dado bofetadas en la cara, para hacerme entender la esencia de vivir, y que perdemos de
vista en todo momento. Gracias a él, he mirado de frente, al Horizonte, con firme Intención.
Gracias por la presencia de Jeremiel en mi vida.
Remiel en su existencia terrenal.
Gracias por las mordidas, la saliva en la cara, las caminatas de horas, y las
chanclas mordidas y los guantes rotos.
Gracias por devolverme la risa.
No tengo palabras para agradecer
por este ciclo que me fue obsequiado…
Simplemente no las tengo.
Escucho:
Reckoner | Weird Fishes/Arpeggi | Radiohead
Transformation | David Gray
This is hardcore | Pulp
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