`Paz en medio de la tormenta´.
La Natación ha representado en mi vida, una herramienta de Fortaleza en muchos sentidos a lo largo
de más de una década de práctica. No sólo permitió mejoras en el funcionamiento
y resistencia de mi cuerpo, sino que, a través del desarrollo de Consciencia,
me permitió de igual manera, inaugurar en mi vida los principios de la Meditación en movimiento. Fue, incluso, la opción de ejercicio elegida por los médicos, cuando mi condición corporal
decayó al grado de comprometer mi movilidad.
Y es pieza fundamental en mi proceso de Sanación.
La Natación ha fungido como una perfecta herramienta meditativa, donde he podido poner en
práctica los principios descritos por el Dalai
Lama, compartidos en la nota anterior. No sólo de tranquilidad en la mente,
sino también la visión superior, o la
lógica-analítica sobre la realidad y las circunstancias vividas.
Las personas piensan que un desarrollo de Consciencia involucra un
estilo de vida repleto de estereotipos,
incluido vestimenta, actitudes, habitación, pensamientos o apariencia y rutina.
Ropas blancas, turbantes, sombreros, color de piel o actitudes de auto castigo
y aislamiento completo. Y si es cierto que la puesta en práctica de la Espiritualidad requiere actividades,
decisiones y acciones que necesitan aislamiento de las variables vertiginosas
de interacción laboral o humana, el concepto de Espíritu –hoy en día– puede integrarse perfectamente a la
vida moderna, que integra Desarrollo,
Innovación y Tecnología.
La esencia del proceso es la toma de decisión. Adoptar la perspectiva
y determinar la Intención de
reencontrar los principios universales de Quietud y Serenidad de Espíritu, como
una necesidad personal. Habrá quienes
no desean satisfacer esos requerimientos, por lo que estas actividades no son
prioridad.
La Natación puede equipararse a
actividades como la Yoga o el Taichí. No en alcances específicos, más
bien en el objetivo de meditar en
movimiento (en diversos grados), ya que los logros son similares,
existiendo un común denominador: la
búsqueda de Tranquilidad y Estabilidad integral (incluida la mental y
emocional).
La experiencia personal en
Natación me ha legado mucho. Ha logrado estabilizar y fortalecer mi cuerpo, y alcanzar
Estabilidad mental y Equilibrio de espíritu. Ha sido una
acción que se ha tornado sumamente personal e íntima, en el sentido de fungir como un proceso de auto recogimiento e introspección, que ha sido pieza clave para consolidar el trabajo
integral del Triángulo metafísico,
que involucra la mente, el cuerpo y el espíritu.
Como herramienta de Meditación,
me ha permitido encontrar una plataforma de pensamiento más clara y serena, y
en el rubro corporal ha sido la base para la recuperación de la Salud física.
Lo interesante es que no hablamos
de una técnica espiritual milenaria,
sino de un deporte de muchos años en la Vida Moderna humana, que consigue
satisfacer las mismas necesidades de las técnicas antiguas, sólo que ha nacido
en nuestra época como una actividad reconocida socialmente.
La esencia radica en la Intención que el practicante deposite en
la actividad.
Toda actividad de Meditación
involucra los mismos principios: Respeto,
Disciplina, Perseverancia y Fortaleza (mental, corporal y espiritual).
El dominio del cuerpo es uno de los principios básicos en las técnicas de la
Meditación, y uno de los mayores retos dentro de nuestras sociedades
contemporáneas, donde estamos acostumbrados a vivir bajo reglas y esquemas de estandarización y vértigo social, que nos someten a rutinas donde nuestro pensamiento
y nuestros cuerpos, cumplen con requerimientos externos, más que internos y
personales, lo que naturalmente deriva en desequilibrios
emocionales que nos convierten en personas incapaces de manejar y trascender sentimientos.
Sea cual sea la actividad de desarrollo espiritual que elijas, entrégate
a ella con toda tu Intención y Compromiso,
ya que al final del día, será tiempo y esfuerzo que estarás dedicando
exclusivamente a tu calidad como ser
humano.
Imagen editada digitalmente, original tomada del sitio:
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