jueves, 23 de noviembre de 2017

La Física Cuántica de nuestra realidad

`Cómo el Libre Albedrío define lo que somos´.


Las teorías cuánticas, desde hace un par de décadas a la fecha, han establecido parámetros interesantes en relación al comportamiento de las partículas que integran la materia. Los físicos han realizado experimentos que han llamado la atención, y que encuentran correlación con los principios universales de acción-reacción, y otros más.

Las partículas que son observadas, en síntesis, son alteradas por la Consciencia del observador. Es decir, que si las partículas no tuvieran quien las observara, tendrían comportamientos diferentes a los concluidos por las observaciones. Cuando un físico u otro observador, analiza el movimiento de las partículas, éstas tienden a materializarse, y sólo en este momento es posible determinar su posición en el Espacio y Tiempo; fuera de la observación, las partículas no pueden ser medidas.
Es decir, las diminutas partículas que integran la materia existen, como miles o millones de posibilidades, que no pueden ser delimitadas ni sometidas a pronósticos, ya que existen, a la vez que no tienen cabida en la realidad. Es hasta que una persona, conscientemente, centra su atención en ellas, cuando una partícula en especial puede ser captada, observada y localizada, identificando un patrón definido en su comportamiento. Sólo cuando son observadas y medidas, puede entenderse de donde provienen, y realizar pronósticos a mediano plazo, para su futuro comportamiento o dirección.

Este principio cuántico, que sorprendió a los científicos, sentó las bases para explicaciones posteriores, de naturaleza metafísica, para describir la realidad que vivimos.

Todos los eventos que suceden en nuestras vidas fueron en su momento, infinidad de potencialidades, de oportunidades para acontecer en nuestra existencia. Recuerdo claramente las palabras de uno de mis profesores de licenciatura, quien era adicto al cigarro, y que, cuando le preguntaron si no tenía miedo a enfermar por el tabaco, se limitó a dar una respuesta simple: es una posibilidad, sí, pero cabe la posibilidad de que yo no salga elegido para recibir ese premio. Él había estudiado antes la carrera de Medicina, así que, estaba plenamente consciente de que fumar no siempre desemboca en cáncer en los fumadores, y él apelaba a su destino de enfermar o no, confiando en el mundo de la Estadística y las probabilidades. Era una posibilidad, pero no una realidad.

La llamada decisión, es el momento que posee un instante anterior, llamado Intención. La Intención, producto del Libre Albedrío del que tantas veces hemos escrito en este espacio, es quien define finalmente el curso de los acontecimientos. Trazando un diagrama lineal secuencial, tendríamos el orden siguiente:
Libre Albedrío | Intención | Decisión | Consecuencia.

En un mundo donde estamos acostumbrados a juzgarlo todo a partir de la consecuencia, no sabemos afrontar las responsabilidades por nuestras acciones, y lo que existe anterior a ellas.
En la terapia, lo que mostramos a las personas, es a descubrir los momentos anteriores a la consecuencia, y analizar en retrospectiva, los tres instantes, a partir de los cuales derivó la consecuencia que se vive, y que es la que manifiesta la serie de conflictos, que derivarán posteriormente en enfermedad, de no ser trabajada a tiempo. Complementando el esquema, tendríamos:
Libre Albedrío | Intención | Decisión | Consecuencia | Desequilibrio emocional, mental, corporal (Enfermedad).

Como las diminutas partículas cuánticas que estudian los científicos, los eventos en nuestra vida existen y no existen en realidad. Se materializan cuando son activados por nuestra Consciencia, es decir, cuando nosotros mismos definimos lo que ese evento representa para nuestro ser.
Si nuestra intención es concluir una carrera universitaria (Intención), deberemos matricularnos y estudiar determinado programa educativo (Decisión), lo que tendrá como consecuencia la serie de conflictos que afrontaremos: que los gastos superen nuestros recursos iniciales, que nos topemos con un catedrático que nos exige habilidades que tal vez no poseemos desarrolladas, que suframos los embates de la carrera que estemos estudiando; es decir, experimentar los hechos propios de nuestra decisión (Consecuencias).
El hecho de continuar, no hallar las fuerzas o motivos suficientes, o enfermar al grado de no ser capaces de proseguir, depende de nosotros, de nuestra valoración consciente de nuestra situación. Si para nosotros, estos eventos representan problemas que superan nuestras capacidades, desistiremos. Si, por el contrario, son retos que demandan nuestras mejores cualidades, proseguiremos. La verdad depende de cómo abordemos y definamos la consecuencia que vivimos.
Nos daremos cuenta entonces que, desde el inicio, el tiempo de Libre Albedrío no fue considerado por nosotros de manera detallada y cuidada. Me refiero a que habremos tenido una Intención vaga o no definida en su totalidad, por no habernos hecho la pregunta clave: ¿Por qué estudio esta carrera en realidad?
Quizá fue imposición de nuestros padres; quisimos continuar junto a alguien, no importando la carrera que él o ella eligiera; pensamos únicamente en el dinero que podríamos ganar; desde niño, mi familia y amigos definieron en mí, con sus comentarios, una predisposición a esa profesión en particular; entre miles de posibilidades más.

Al final, el cuerpo, es decir, la enfermedad manifestada al vivir el conflicto de la etapa de Consecuencia, nos llevará de nueva cuenta a la fase inicial de Libre Albedrío, como un manual de Control de Calidad que nos muestra el origen de nuestras actuales consecuencias, lo que en terapia emocional llamamos biodescodificación.
Así de sabia es la Vida, así de sencillo opera el Universo.

El Cosmos es una serie de infinitas posibilidades, que se materializan conforme lo que consciente, o inconscientemente, definimos en nuestra existencia. Finalmente como lo hemos escrito en diversas ocasiones, el secreto radica en ser responsables y plenamente conscientes de nuestra cualidad humana de Libre Albedrío, porque no sólo se trata de decidir. Omitir, pretender e ignorar, son también posibilidades que cobran un precio alto, en nuestras vidas.

Imagen tomada de la liga:

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