`Cómo el Libre Albedrío define lo que somos´.
Las teorías cuánticas, desde hace
un par de décadas a la fecha, han establecido parámetros interesantes en
relación al comportamiento de las partículas que integran la materia. Los
físicos han realizado experimentos que han llamado la atención, y que
encuentran correlación con los
principios universales de acción-reacción, y otros más.
Las partículas que son
observadas, en síntesis, son alteradas por la Consciencia del observador. Es decir, que si las partículas no
tuvieran quien las observara, tendrían comportamientos diferentes a los
concluidos por las observaciones. Cuando un físico u otro observador, analiza
el movimiento de las partículas, éstas tienden a materializarse, y sólo en este
momento es posible determinar su posición en el Espacio y Tiempo; fuera
de la observación, las partículas no pueden ser medidas.
Es decir, las diminutas
partículas que integran la materia existen, como miles o millones de
posibilidades, que no pueden ser delimitadas ni sometidas a pronósticos, ya que
existen, a la vez que no tienen cabida en la realidad. Es hasta que una
persona, conscientemente, centra su
atención en ellas, cuando una partícula en especial puede ser captada,
observada y localizada, identificando un patrón definido en su comportamiento. Sólo
cuando son observadas y medidas, puede entenderse de donde provienen, y
realizar pronósticos a mediano plazo, para su futuro comportamiento o dirección.
Este principio cuántico, que
sorprendió a los científicos, sentó las bases para explicaciones posteriores,
de naturaleza metafísica, para describir
la realidad que vivimos.
Todos los eventos que suceden en
nuestras vidas fueron en su momento, infinidad de potencialidades, de oportunidades
para acontecer en nuestra existencia. Recuerdo claramente las palabras de uno
de mis profesores de licenciatura, quien era adicto al cigarro, y que, cuando
le preguntaron si no tenía miedo a enfermar por el tabaco, se limitó a dar una
respuesta simple: es una posibilidad, sí,
pero cabe la posibilidad de que yo no salga elegido para recibir ese premio.
Él había estudiado antes la carrera de Medicina,
así que, estaba plenamente consciente de que fumar no siempre desemboca en
cáncer en los fumadores, y él apelaba a su destino de enfermar o no, confiando
en el mundo de la Estadística y las
probabilidades. Era una posibilidad, pero
no una realidad.
La llamada decisión, es el momento que posee un instante anterior, llamado Intención. La Intención, producto del Libre Albedrío del que tantas veces
hemos escrito en este espacio, es quien define finalmente el curso de los
acontecimientos. Trazando un diagrama lineal secuencial, tendríamos el orden siguiente:
Libre Albedrío | Intención | Decisión | Consecuencia.
En un mundo donde estamos
acostumbrados a juzgarlo todo a partir de la consecuencia, no sabemos afrontar las responsabilidades por
nuestras acciones, y lo que existe anterior a ellas.
En la terapia, lo que mostramos a
las personas, es a descubrir los momentos anteriores a la consecuencia, y
analizar en retrospectiva, los tres instantes, a partir de los cuales derivó la
consecuencia que se vive, y que es la que manifiesta la serie de conflictos,
que derivarán posteriormente en enfermedad, de no ser trabajada a tiempo.
Complementando el esquema, tendríamos:
Libre Albedrío | Intención |
Decisión | Consecuencia | Desequilibrio
emocional, mental, corporal (Enfermedad).
Como las diminutas partículas
cuánticas que estudian los científicos, los eventos en nuestra vida existen y
no existen en realidad. Se materializan cuando son activados por nuestra Consciencia, es decir, cuando nosotros
mismos definimos lo que ese evento
representa para nuestro ser.
Si nuestra intención es concluir
una carrera universitaria (Intención), deberemos matricularnos y estudiar
determinado programa educativo (Decisión), lo que tendrá como consecuencia la
serie de conflictos que afrontaremos: que los gastos superen nuestros recursos
iniciales, que nos topemos con un catedrático que nos exige habilidades que tal
vez no poseemos desarrolladas, que suframos los embates de la carrera que
estemos estudiando; es decir, experimentar los hechos propios de nuestra
decisión (Consecuencias).
El hecho de continuar, no hallar
las fuerzas o motivos suficientes, o enfermar al grado de no ser capaces de
proseguir, depende de nosotros, de nuestra valoración
consciente de nuestra situación. Si para nosotros, estos eventos
representan problemas que superan nuestras capacidades, desistiremos. Si, por
el contrario, son retos que demandan nuestras mejores cualidades,
proseguiremos. La verdad depende de
cómo abordemos y definamos la consecuencia que vivimos.
Nos daremos cuenta –entonces– que, desde el inicio, el tiempo de Libre Albedrío no fue considerado por nosotros de manera detallada
y cuidada. Me refiero a que habremos tenido una Intención vaga o no definida en
su totalidad, por no habernos hecho la pregunta clave: ¿Por qué estudio esta carrera en realidad?
Quizá fue imposición de nuestros
padres; quisimos continuar junto a alguien, no importando la carrera que él o
ella eligiera; pensamos únicamente en el dinero que podríamos ganar; desde niño,
mi familia y amigos definieron en mí, con sus comentarios, una predisposición a
esa profesión en particular; entre miles de posibilidades más.
Al final, el cuerpo, es decir, la
enfermedad manifestada al vivir el conflicto de la etapa de Consecuencia, nos llevará de nueva
cuenta a la fase inicial de Libre
Albedrío, como un manual de Control
de Calidad que nos muestra el origen de nuestras actuales consecuencias, lo
que en terapia emocional llamamos biodescodificación.
Así de sabia es la Vida, así de
sencillo opera el Universo.
El Cosmos es una serie de infinitas posibilidades, que se materializan
conforme lo que consciente, o inconscientemente, definimos en nuestra
existencia. Finalmente –como lo
hemos escrito en diversas ocasiones–,
el secreto radica en ser responsables y plenamente conscientes de nuestra cualidad humana de Libre Albedrío, porque no sólo se trata de decidir. Omitir, pretender e ignorar, son también posibilidades que cobran un precio alto, en
nuestras vidas.
Escucho:
On my own | Patti LaBelle & Michael McDonald
You bring the summer | The Monkees
The last ten years | Mark Eitzel
Maria | Blondie
You Learn (2005 version) | Alanis Morissette
The downtown ligts | The Blue Nile
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