`La Salud depende en gran medida
de una sana interacción entre nuestra
mente, cuerpo y espíritu´.
El bienestar integral –lo hemos escrito en diversas notas– requiere de un trabajo en tres
sentidos: corporal, mental y espiritual. Los tres ámbitos son esenciales, porque cada uno aporta
solidez a la cimentación que permite nuestra evolución y desarrollo como seres
humanos.
Dentro de la terapia, hemos
trabajado el concepto de Meditación en
movimiento, que no es más que un concepto que integra la Biodescodificación con la coordinación motriz, en un ejercicio de
interacción entre las redes neuronales y la conexión del cerebro con la
movilidad del cuerpo, para fomentar relaciones sanas entre nuestra mente,
cuerpo y espíritu. Esto sólo como base, pero cuyo desarrollo es mucho más
profundo. Déjenme explicar la idea.
Cada uno de nosotros posee
condicionantes y variables únicas en nuestra vida. En ocasiones se trata de
sentimientos y/o emociones que derivan en estrés, ansiedad o depresión, en el
ámbito mental. La enfermedad corporal es otra variable que deteriora nuestro
bienestar individual. La carencia de estabilidad o de fundamento espiritual –así mismo– puede llegar a minar nuestro desarrollo, al convertirnos en
personas indiferentes, intolerantes e insensibles.
La Meditación en movimiento no es otra cosa que utilizar el ejercicio
corporal como una herramienta de diagnóstico y tratamiento para identificar,
asimilar y trabajar sobre conflictos o valores específicos en cada persona,
basándose en la coordinación e interacción de pautas mentales y corporales,
movidas por intenciones interiores profundas.
Desde aquellas personas que
requieren afrontar cuadros de ansiedad o depresión, hasta las que han
experimentado secuelas corporales que han afectado su percepción y su manera de
comprender el mundo.
Se deben tener en cuenta varios
aspectos dentro de la comprensión y el uso de este concepto:
1. Identificar los sentimientos, emociones o carencia de valores que
causan determinado conflicto, o que son consecuencia de él.
Las personas que sufren de
depresión o ansiedad, deben trabajar como principio la respiración en diversos
niveles. Ejercicios correctos de respiración, usados de manera intencional y
consciente, comienzan por poner al individuo en contacto con su cuerpo, su
mente y sus emociones. Al hacerse consciente del proceso de acción reacción mental-corporal, la
persona gestiona herramientas desde su propio ser, para desarmar los cuadros
corporales o mentales que generan desequilibrio en su bienestar. Una vez que se
identifica el sentimiento conflicto sobre el que se desea trabajar, se busca
comprender su mecanismo dentro de nuestro cuerpo, y cómo desarmarlo, utilizando
el ejercicio o la actividad motora y la coordinación que pueden ofrecer las distintas
disciplinas deportivas.
2. Elegir de manera personal el ejercicio o disciplina que apoya las metas
y las intenciones que requiere o traza cada individuo.
A los individuos que han
experimentado cuadros trágicos en sus vidas, se les recomiendan disciplinas que
estimulen emociones constructivas paulatinas, realistas acorde a sus
circunstancias. Mucho tienen que ver las condiciones corporales o mentales de
cada persona, ya que ella es quien identifica sus emociones y elige la
actividad que desea integrar a su vida. En el ejemplo dado, se busca trabajar
el autoestima, que puede abordarse desde los valores de cada individuo. La
natación puede apoyar a quienes son o buscan desarrollar Disciplina y un alto
valor interior de Responsabilidad sobre sí mismos. El ejercicio en gimnasio –por el contrario– es recomendado para quien desea trabajar la autoestima a partir
de los retos y el mejoramiento físico externo. Cada disciplina puede alimentar
y fomentar diversos valores y conceptos, acorde a las circunstancias de cada
persona, sus intereses, sus capacidades y recursos.
3. El trabajo físico por sí solo no es suficiente para el logro del
bienestar integral. Un enfoque espiritual siempre es necesario.
Una vez que la persona ha elegido
una disciplina, acorde a sus intereses y necesidades, es indispensable que
encuentre en dicha actividad, más que solo una distracción. Hay quienes eligen opciones
como equitación, una actividad altamente especializada y compleja. Lo han hecho
porque se han dado cuenta que sienten profunda empatía por los animales, y
porque en sus vivencias, sufrieron de cuadros de violencia o de rechazo, en sus
propias personas, o en personas cercanas a ellos, o bien, fueron testigos de
sucesos sumamente violentos que tocaron profundas redes emocionales. Estas
redes empáticas profundas sufrieron trastornos o desequilibrios, que limitan la
identificación y desarrollo de la Misión de Vida. La persona que eligió la
equitación –por ejemplo– terminó siendo un maestro o guía en
esta actividad, por sus extraordinarias capacidades de Concentración y
Fortaleza, desarrollando además habilidades y dones que superan con creces la
coordinación e inteligencia motriz, ya que enseñan a otros, valores como
Paciencia, Tolerancia, y profundo Respeto al entorno circundante, buscando
generar un cambio paulatino en la realidad que viven.
En otra nota se abordará el
enfoque diagnóstico con el que el movimiento corporal, y la coordinación motriz
sirven de pauta diagnóstica dentro de la terapia desarrollada.
Imagen tomada de la liga:
Escucho:
I gotta feeling | The Black Eyed Peas
You & me | Dave Matthews Band
Infinite content | Arcade Fire
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