lunes, 6 de abril de 2020

La Belleza de una Familia

`No estoy aquí,
esto no está sucediendo´.


Soy muy afortunado.
Al momento de escribir estas líneas, mi familia se encuentra viva.
Y aunque físicamente aparte, estoy entre ellos.
La Familia es un valor humano quizá el más hermoso que guardamos con nosotros.
Hoy he comprendido profundamente el alcance y la hermosa bendición de ser miembro de una familia.
En esta vida que hoy tengo conmigo, cuento con la oportunidad de formar parte de un núcleo familiar, que me ha acompañado en las más duras pruebas como hijo, hombre, y ser humano, que he tenido hasta este momento.
Acabo de concluir una videollamada, una sesión a distancia con un hombre que me ha enseñado mucho. Aún derramo las últimas lágrimas después de sus palabras tras ser sincero en su sentir, consigo mismo, y con respecto a su familia.
La Familia es lo más valioso, sagrado, a lo que podemos aspirar como seres humanos.

En los últimos meses he vivido el amor fraternal de múltiples maneras, en distintos campos y niveles. Un padre fallecido que se manifestó frente a mí, para brindar un mensaje a su hijo enfermo, que falleciera semanas después, guiándolo hasta la Transición, tras la Muerte biológica, con el cariño y abnegación que sólo un padre manifiesta, y que me hizo estremecer hasta las lágrimas.

El Amor de un padre muerto, a sus dos hijos, uno de ellos a quien se manifestara en sueños, y con cuya ex novia (que también perdiera a su padre), enfrentara un proceso de cierre de ciclo, donde ambos padres (el padre del hijo y el padre de la ex novia de dicho hijo) brindaron mensajes de agradecimiento y cariño infinito por sus hijos respectivos.

Y el más importante de todos: el descubrimiento de mi propia familia original, siglos y vidas atrás, con quienes viví, en circunstancias desafortunadas y ruines, procesos de Rechazo, Abandono y Humillación. El conocimiento de las raíces familiares a través de los tiempos inmemoriales, ha sido una experiencia dura, difícil, inverosímil, pero que guarda profunda relación y congruencia con la vida que experimento ahora. No cabe duda que venimos a saldar deudas de tiempos pasados.
La maldición que representa ser rechazado por miembros de tu propia familia, pero la hermosa bendición de reencontrarte con miembros de familias con las que interactuaste en otras vidas.

Estoy llorando dije, sí, después de hablar con el hombre con quien concluyo sesión de terapia. La Terapia ha sido un sinuoso viaje de auto descubrimiento que me ha dirigido a lugares que debo confesarlo me han llevado al límite en muchos sentidos y niveles. Recuerdos ancestrales, Dolor, VulnerabilidadDebilidad.

La Familia ha sido la variable que he reencontrado una y otra vez en cada caída y herida emocional recordada.
Soy afortunado por poder abrazar a mi padre, besar a mi madre, y hablar con mis hermanos, aunque con uno de ellos sólo raspemos ásperamente las palabras.
¿Cuántas personas no tienen esa oportunidad en sus vidas?

Y el hombre de la videollamada me dice que soy parte de su familia, junto con ella, él, ellos, y quizá ustedes y tú, que leen esta nota, y me conmuevo y derramo limpiamente las lágrimas y se quiebra mi voz cuando le confieso que esta vida he invertido toda una vida en resolver mi Identidad, encontrar el lugar donde pertenezco, porque en todo sitio con el que interactúo, me siento rechazado y fuera de sitio y lugar. Con lágrimas en los ojos reconozco que la Familia es un bello destino al cuál arribar, tras un largo y exhaustivo viaje, no importa el Abandono y el Éxodo que represente su mera existencia.

Porque soy afortunado.
Porque puedo compartir mi tiempo a mi Familia.
A mis familias.
A cada persona que en los últimos tres años me ha obsequiado desinteresadamente y sin exigir nada a cambio, su cariño, su aceptación, y su valioso tiempo. La última discusión con un amigo a quien amo, fue precisamente la importancia y el valor que deposito en la presencia, en estar ahí, charlando frente a frente, no a la distancia, Vacío que sufrí cuando el amigo cuyo padre me contactó, falleciera, dejándome incrustado en mi ADN, el horrible temor de perder a quien amo, alimentado de igual manera por una enfermedad que me recuerda que mi vida no tiene la facilidad de Tiempo en su garantía.

La Familia es lo único que me brinda sentido en esta noche inquieta.
Lo único que me recuerda que vale la pena vivir.
No importa que tu propia familia haya muerto o te haya rechazado, has tenido la fortuna de nacer de ellos, y con esa simple circunstancia, transformar tu vida, a partir de la experiencia de la Compañía o la Soledad.

Porque existen personas que teniendo familias, no forman parte de ellas, y otras que, sin tenerlas, han sido integradas a otras.
Y personas como yo, que, teniendo su propia familia, tiene la hermosa oportunidad de encontrar su propia Integridad, gracias a la Compasión y la Humildad de todos quienes le enseñan la valiosa lección y el significado de integrar, e integrarse, (a) una Familia.


Imagen tomada de la liga:

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