`Nuestros pensamientos y creencias
definen quienes somos
y lo que podemos llegar a ser´.
Nuestro condicionamiento cognitivo limita o potencializa nuestro
desarrollo humano.
Encontrar nuestro verdadero
potencial y nuestra misión de vida, requiere de una transformación en nuestros
procesos de pensamiento, que nos solicita des-aprender mucho de lo que hemos dado por
sentado o válido a través de los años, o en determinados ciclos de nuestra
existencia.
Muchas de nuestras creencias,
valores o códigos de comportamiento, generan conflictos en nuestra Educación,
trabajo, actividad profesional o esencia como seres humanos. Quienes han
comenzado a despertar Consciencia, se darán cuenta que paulatinamente
encuentran en la realidad, actividades o conceptos que no poseen un fundamento
válido, producto de un cuestionamiento serio y profundo, ya que el bienestar o
desarrollo humano ocupa ya un lugar en la lista de prioridades personales para
ellos.
Hemos descrito en notas
anteriores como la mente y el cuerpo se encuentran íntimamente ligados más allá
de simples sistemas automáticos de estímulos-respuestas.
En las sesiones de terapia, es
común encontrar que los conflictos en las vidas de las personas provienen, no
de eventos o circunstancias problema, más bien de las reacciones emocionales individuales
y la incongruencia en las creencias personales que dichos eventos representan.
El problema no es el evento en sí, sino nuestra incapacidad
inteligente-emocional de reaccionar a él.
La realidad manifestará
circunstancias como infidelidad, inseguridad, estrés, dolor. El cerebro humano,
al confrontar de primera instancia un reto superior a sus capacidades, será
incapaz de procesar emocionalmente una respuesta adecuada y válida, que nos
lleve a encontrar bienestar y equilibrio. ¿Quién
podría encontrar tranquilidad en medio de una tormenta?
Si entendemos que las tormentas
siempre existirán, y nosotros estaremos inmersos en ellas, y que podemos
desarrollar herramientas cognitivas, creativas y espirituales, que nos permitan
mantener la calma y el pensamiento claro, y la emoción serena, a partir de
actualizar nuestros patrones y funcionamientos mentales.
Al igual que una computadora,
nuestro cerebro requiere la instalación de un software que reactive los componentes y la infraestructura espiritual de nuestro ser. El primer
paso es identificar el modelo de nuestro equipo mental, y la fecha de creación
y caducidad de nuestro sistema cognitivo-emocional. Esto se logra replanteando
nuestros pensamientos, sentimientos y creencias, y desechando todo aquello que
no posee ya validez en nuestra vida, o que se ha convertido en una limitante
para continuar creciendo como seres humanos.
Muchas de las personas que han
decidido realizar cambios profundos en su vida, han comenzado buscando y
leyendo textos y libros que pongan en entredicho sus creencias, pensamientos,
e, incluso, sentimientos con respecto a ciertos tópicos. Una determinada crisis
vivida, abre la puerta, y el cerebro hace el intento por contener la explosión
de la crisis y la destrucción, a través de reacciones corporales como ansiedad,
depresión, enfermedad, locura… Cuando la mente no es capaz de procesar la
crisis experimentada, el cuerpo colapsa, enferma, o muere, y es cuando nos
enfrentamos a la sensación de incertidumbre, de permitirnos sentir que la
realidad nos ha superado en todos los sentidos, y que no hay más por lo cual
luchar en esta vida.
Un primer trabajo mental,
emocional y corporal, integrado, es capaz de ayudarnos a mantener la calma, y
reaccionar de una manera serena y sumamente objetiva, sin eliminar las
emociones o los sentimientos, más bien canalizarlos para entrenar a nuestro ser
a entrar en acción consciente, frente a la realidad, y poder transformarla, por
medio de una metamorfosis interna,
que consigue romper paradigmas, y modificar profundamente las circunstancias
que nos rodean.
¿Has tenido una experiencia que te haya puesto ya en este entredicho?
Imagen tomada de la liga:
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