`La riqueza es la unidad de medida
del espíritu humano.
Lástima que esa unidad sea hoy en día
exclusivamente de divisa materialista´.
Hablando de las siete Áreas de Vida que integran nuestra
existencia, una de las áreas que genera mayor conflicto en las personas es la económica.
La gran mayoría de las personas
relacionamos al ámbito económico con el dinero, o la cantidad de recursos,
bienes o productos que tenemos con nosotros en determinado momento de nuestra
vida.
Al igual que el área espiritual no se relaciona directamente
con la Religión, el área económica
no se relaciona de forma inmediata con el dinero.
¿Por qué?
El área económica tiene que ver,
en primera instancia, con el valor que
cada uno de nosotros –como personas– posee sobre sí mismo. El dinero
termina siendo el simple reflejo de nuestro valor como personas. La persona que
tiene mucho dinero no es sinónimo de amor incondicional a sí mismo, más bien de
falta de él, a menos que –aquí es
donde se aplica el principio universal– la persona fluya con el dinero, de
tal manera que éste se integra a sus bienes más elevados: mejorar su bienestar espiritual o guiar a los demás a mejorarlo, alentar
el desarrollo auto sostenido de una comunidad o sociedad, inspirar actividades
que alimenten al espíritu, entre muchísimas otras… El dinero es una simple
herramienta que se somete a la intención verdadera de su dueño.
En la experiencia como terapeuta,
he visto casos de personas con fuertes conflictos de Salud, que, una vez
identificando las variables que los provocaron y los ciclos en los que este conflicto
se ha ciclado en su vida, deciden comenzar a administrar sus propios recursos.
Son personas que delegaron sus propias decisiones a otras personas. Nunca tomaron
decisiones importantes, y viven a merced de la corriente de la marea del
ambiente en donde se desenvuelven. Carecen de estima y amor propios, y se
valoran por las críticas circundantes, y los bienes que poseen.
Concluyen tolerando, dejándose
llevar, convirtiéndose en aquello que algún día detestaron, o enfermando
gravemente, porque –justamente– no administrar sus recursos
espirituales y su energía, produce un acumulamiento o desperdicio de riqueza
interna, que, traducida en ámbitos físicos, termina por pudrirse: su cuerpo muere, por mucho dinero que
posean.
Uno de los pacientes descubrió el
secreto, y logró romper un ciclo recurrente de pérdidas en su línea de tiempo. Decidió renunciar a su trabajo
actual, al percatarse de la incongruencia en el que éste había caído, con
relación a sus metas personales elevadas. Irónicamente –descubrió– el único y
más valioso recurso personal al que jamás había puesto atención y que no había
manejado o al que no había prestado atención, y que fue su bien espiritual más
valioso: su capacidad de tomar decisiones
por cuenta propia y consciente, y que es el recurso primigenio que poseemos como seres humanos. Al comenzar a usar este
primer recurso, reactivó de inmediato el desarrollo de su riqueza interna, y,
por ende, su bienestar económico externo.
Imagen editada digitalmente, original tomada de la liga:
Escucho:
Je ne veux pas la fin de nous (I just
can't stop loving you) | Michael
Jackson featuring Siedah Garrett
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